Capitulo IV
La Tercera Verdad
(El Hombre)
A partir de génesis 1:3 hasta génesis 1:31 la Biblia relata el modo en que Dios llevó su creación a la plenitud y como fue llenando la tierra de vida (si no tiene presente dicha porción de la Escritura le aconsejo tomarse un tiempo para leerla).
En este relato, precediendo la descripción de cada gran acto hacedor, la Biblia dice: “y dijo Dios...” (u otras expresiones con el mismo sentido) dándonos a entender que las cosas que vinieron a existir, vinieron a existir por la voluntad y el poder de Dios, y por el extraordinario poder que conlleva Su palabra.
Así, luego del desorden, la desolación y las tinieblas, por la voluntad y el poder de Dios primero hubo luz, luego entre las aguas hubo lugar seco, más tarde hubo toda especie de hierba que da semilla y árbol que da fruto y semilla, y posteriormente Dios trajo en existencia los animales que poblaron las aguas, los cielos, y la tierra.
El orden descrito por la Bibla para el génesis de las cosas, es científicamente exacto (aunque la Biblia hablaba de estas cosas mucho tiempo antes de que los científicos arribaran a dicho conocimiento)
Dios pobló de vida a la tierra y sólo cuando ella estuvo completamente acondicionada para la vida del hombre, Dios lo trajo en existencia.
La parte del relato que describe el origen del hombre está enfáticamente destacada del resto, por medio de una conjunto de palabras y expresiones muy particulares. Este énfasis esta puesto adrede para que nos detengamos a considerar profundamente sobre el valor que Dios le ha dado al hombre sobre toda su creación, y cual ha sido desde siempre su propósito para con él.
Génesis 1:26
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
Génesis 1:27
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Una de las particularidades y tal vez la más llamativa, está dada por el uso exclusivo que Dios hace aquí de la expresión “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” a lo que a continuación se añade, “y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó”.
Si usted lee todo el relato, notará que Dios no dice algo parecido para describir a ninguna cosa animada o inanimada que Él haya traído en existencia cuando creó, reordenó y pobló la tierra. Usted verá que esta maravillosa característica solo es utilizada en referencia al hombre y a la mujer.
Ahora bien, ¿que significa y que implica el que se diga que el hombre fue “a imagen y semejanza de Dios”?
El camino que han elegido, pensadores, filósofos, religiosos y artistas de todas las épocas, ha sido mirar al hombre para conocer rasgos de Dios. Así es como se ha concebido un Dios con características humanas. Imágenes de un anciano sentado en un gran trono o extendiendo su mano para tocar con su dedo índice al hombre ha poblado nuestras mentes desde la infancia . Se le ha dado a Dios un cuerpo a imagen y semejanza del cuerpo del hombre, y también se le ha asignado un modo de pensar y actuar a imagen y semejanza del modo de pensar y actuar que tienen los hombres. Pero ¿están ellos en lo correcto?¿es en la contextura de su cuerpo o en la característica de sus pensamientos y emociones que el hombre fue concebido a imagen y semejanza de Dios?.
Analicemos otro pasaje de génesis que también aporta información sobre el origen del hombre.
Génesis 2:7
Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
Al decir “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra” Dios les estaba mostrando a nuestros antepasados que Él constituyó la parte física del hombre, es decir su cuerpo, utilizando los mismos elementos físicos que se encuentran en la tierra; lo cual es una realidad científicamente comprobable.
Y al decir “sopló en su nariz aliento de vida”, Dios les estaba mostrando que Él hizo que aquel cuerpo inanimado viviera (Ver nota 1)
El “aliento de vida” es lo que la Biblia también llama y nosotros conocemos como “alma”. La primera función del alma es la de dar vida al cuerpo, y como la respiración es la manifestación principal de la vida física, de ahí que en hebreo, como en la mayoría de las lenguas, el alma se designe con términos que se relacionan más o menos con el aliento o la respiración.
Resulta muy importante destacar que el alma no sólo tiene que ver con la vida que anima al cuerpo. Si tuviera que definir alma diría que es aquella energía que hace que la materia no sólo viva, sino que también piense, y sienta. Tanto es así, que la gran mayoría de los pasajes bíblicos donde se hace referencia al alma, se lo hace en el sentido de la actividad mental, la conciencia, la voluntad y los sentimientos que constituyen nuestro ser interior, lo que nos hace ser quienes somos. Por esa razón en muchos pasajes se utiliza el término alma como sinónimo de la persona.
Este pasaje nos da información en cuanto al origen del cuerpo físico y el alma del hombre los cuales, (en coincidencia con Génesis 1:26-27), vinieron a ser o se originaron en la voluntad y el poder de Dios.
Sin embargo, debemos notar que cuando Dios hace referencia al momento en el que Él formo cuerpo del hombre y sopló en él el alma, la Biblia no dice que entonces el hombre fue “a imagen y semejanza de Dios”, sólo dice que fue “un ser viviente”. (ver nota:2)
Evidentemente cuando la Biblia expresa “a imagen y semejanza de Dios”, está procurando llamar nuestra atención a algo más que el cuerpo y el alma del hombre.
Muchos pasajes de la Biblia nos confirman que no es en el cuerpo que el hombre fue creado “a imagen y semejanza de Dios.
Veamos qué dijo Dios cuando los hombres buscaron darle al creador una imagen física.
Isaías 40:18
¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis?
Isaías 44:13
El carpintero tiende la regla, lo señala con almagre, lo labra con los cepillos, le da figura con el compás, lo hace en forma de varón, a semejanza de hombre hermoso, para tenerlo en casa.
Isaías 40:21
¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó?
Isaías 40:26
Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio.
Isaías 40:25
¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo.
Evidentemente no podemos buscar en la imagen física del hombre, ni de ninguna otra cosas, la imagen de Dios.
La Biblia muestra que tampoco es en nuestro pensar o en nuestro sentir donde podemos hallar la imagen de Dios
Isaías 55:8
Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.
Isaías 55:9
Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. (la palabra camino hace referencia al modo de proceder)
Por lo tanto, tampoco es en nuestro modo de pensar, sentir y actuar donde podemos buscar la imagen de Dios (este punto – el de la imagen de Dios reflejada en el alma- merece una pequeña aclaración que daremos un poco más adelante en este capitulo).
Todo lo que hemos leído y considerado de la información bíblica nos lleva a un camino distinto al que han transitado tantos pensadores, filósofos, religiosos y artistas. Nosotros no debemos mirar al hombre para conocer a Dios, sino mirar a Dios para conocer las características originales con las que Él concibió al hombre.
Entonces, nosotros debemos volver a Génesis 1:26-27, y considerar: si el hombre fue creado por Dios a su imagen y semejanza, ¿qué dice la Biblia con respecto a Dios? ¿Cuál es su imagen?....
En este relato, precediendo la descripción de cada gran acto hacedor, la Biblia dice: “y dijo Dios...” (u otras expresiones con el mismo sentido) dándonos a entender que las cosas que vinieron a existir, vinieron a existir por la voluntad y el poder de Dios, y por el extraordinario poder que conlleva Su palabra.
Así, luego del desorden, la desolación y las tinieblas, por la voluntad y el poder de Dios primero hubo luz, luego entre las aguas hubo lugar seco, más tarde hubo toda especie de hierba que da semilla y árbol que da fruto y semilla, y posteriormente Dios trajo en existencia los animales que poblaron las aguas, los cielos, y la tierra.
El orden descrito por la Bibla para el génesis de las cosas, es científicamente exacto (aunque la Biblia hablaba de estas cosas mucho tiempo antes de que los científicos arribaran a dicho conocimiento)
Dios pobló de vida a la tierra y sólo cuando ella estuvo completamente acondicionada para la vida del hombre, Dios lo trajo en existencia.
La parte del relato que describe el origen del hombre está enfáticamente destacada del resto, por medio de una conjunto de palabras y expresiones muy particulares. Este énfasis esta puesto adrede para que nos detengamos a considerar profundamente sobre el valor que Dios le ha dado al hombre sobre toda su creación, y cual ha sido desde siempre su propósito para con él.
Génesis 1:26
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
Génesis 1:27
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Una de las particularidades y tal vez la más llamativa, está dada por el uso exclusivo que Dios hace aquí de la expresión “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” a lo que a continuación se añade, “y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó”.
Si usted lee todo el relato, notará que Dios no dice algo parecido para describir a ninguna cosa animada o inanimada que Él haya traído en existencia cuando creó, reordenó y pobló la tierra. Usted verá que esta maravillosa característica solo es utilizada en referencia al hombre y a la mujer.
Ahora bien, ¿que significa y que implica el que se diga que el hombre fue “a imagen y semejanza de Dios”?
El camino que han elegido, pensadores, filósofos, religiosos y artistas de todas las épocas, ha sido mirar al hombre para conocer rasgos de Dios. Así es como se ha concebido un Dios con características humanas. Imágenes de un anciano sentado en un gran trono o extendiendo su mano para tocar con su dedo índice al hombre ha poblado nuestras mentes desde la infancia . Se le ha dado a Dios un cuerpo a imagen y semejanza del cuerpo del hombre, y también se le ha asignado un modo de pensar y actuar a imagen y semejanza del modo de pensar y actuar que tienen los hombres. Pero ¿están ellos en lo correcto?¿es en la contextura de su cuerpo o en la característica de sus pensamientos y emociones que el hombre fue concebido a imagen y semejanza de Dios?.
Analicemos otro pasaje de génesis que también aporta información sobre el origen del hombre.
Génesis 2:7
Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
Al decir “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra” Dios les estaba mostrando a nuestros antepasados que Él constituyó la parte física del hombre, es decir su cuerpo, utilizando los mismos elementos físicos que se encuentran en la tierra; lo cual es una realidad científicamente comprobable.
Y al decir “sopló en su nariz aliento de vida”, Dios les estaba mostrando que Él hizo que aquel cuerpo inanimado viviera (Ver nota 1)
El “aliento de vida” es lo que la Biblia también llama y nosotros conocemos como “alma”. La primera función del alma es la de dar vida al cuerpo, y como la respiración es la manifestación principal de la vida física, de ahí que en hebreo, como en la mayoría de las lenguas, el alma se designe con términos que se relacionan más o menos con el aliento o la respiración.
Resulta muy importante destacar que el alma no sólo tiene que ver con la vida que anima al cuerpo. Si tuviera que definir alma diría que es aquella energía que hace que la materia no sólo viva, sino que también piense, y sienta. Tanto es así, que la gran mayoría de los pasajes bíblicos donde se hace referencia al alma, se lo hace en el sentido de la actividad mental, la conciencia, la voluntad y los sentimientos que constituyen nuestro ser interior, lo que nos hace ser quienes somos. Por esa razón en muchos pasajes se utiliza el término alma como sinónimo de la persona.
Este pasaje nos da información en cuanto al origen del cuerpo físico y el alma del hombre los cuales, (en coincidencia con Génesis 1:26-27), vinieron a ser o se originaron en la voluntad y el poder de Dios.
Sin embargo, debemos notar que cuando Dios hace referencia al momento en el que Él formo cuerpo del hombre y sopló en él el alma, la Biblia no dice que entonces el hombre fue “a imagen y semejanza de Dios”, sólo dice que fue “un ser viviente”. (ver nota:2)
Evidentemente cuando la Biblia expresa “a imagen y semejanza de Dios”, está procurando llamar nuestra atención a algo más que el cuerpo y el alma del hombre.
Muchos pasajes de la Biblia nos confirman que no es en el cuerpo que el hombre fue creado “a imagen y semejanza de Dios.
Veamos qué dijo Dios cuando los hombres buscaron darle al creador una imagen física.
Isaías 40:18
¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis?
Isaías 44:13
El carpintero tiende la regla, lo señala con almagre, lo labra con los cepillos, le da figura con el compás, lo hace en forma de varón, a semejanza de hombre hermoso, para tenerlo en casa.
Isaías 40:21
¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó?
Isaías 40:26
Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio.
Isaías 40:25
¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo.
Evidentemente no podemos buscar en la imagen física del hombre, ni de ninguna otra cosas, la imagen de Dios.
La Biblia muestra que tampoco es en nuestro pensar o en nuestro sentir donde podemos hallar la imagen de Dios
Isaías 55:8
Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.
Isaías 55:9
Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. (la palabra camino hace referencia al modo de proceder)
Por lo tanto, tampoco es en nuestro modo de pensar, sentir y actuar donde podemos buscar la imagen de Dios (este punto – el de la imagen de Dios reflejada en el alma- merece una pequeña aclaración que daremos un poco más adelante en este capitulo).
Todo lo que hemos leído y considerado de la información bíblica nos lleva a un camino distinto al que han transitado tantos pensadores, filósofos, religiosos y artistas. Nosotros no debemos mirar al hombre para conocer a Dios, sino mirar a Dios para conocer las características originales con las que Él concibió al hombre.
Entonces, nosotros debemos volver a Génesis 1:26-27, y considerar: si el hombre fue creado por Dios a su imagen y semejanza, ¿qué dice la Biblia con respecto a Dios? ¿Cuál es su imagen?....
Alejandro Bianco
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Nota 1: Los hombres de ciencia de hoy, saben e incluso pueden conseguir de la tierra los mismos elementos que compones el cuerpo del hombre. Ellos también pueden establecer bastante exactamente las proporciones que nuestros cuerpos poseen de dichos elementos, pero nunca han podido combinarlos de tal forma que el resultado sea el cuerpo físico de un hombre y mucho menos han podido hacer que ese cuerpo tenga vida como la que tiene el hombre. Por esta razón muchos de ellos rechazan la idea de que dichos elementos hayan sido combinados estratégicamente por la voluntad, la sabiduría y el poder de Dios, y prefieren creer que por un sinfín de hechos azarosos los elementos se juntaron en un mismo momento, en las proporciones adecuadas, y que por circunstancias desconocidas y fortuitas llego a tener vida, y que por una serie de procesos evolutivos que no pueden describir, todo este conjunto evolucionó en un ser de inteligencia única y superior a la de todas las demás especies que partieron, a igual que él, del mismo lodo.
Expresiones como “hagamos al hombre...”, “y creó Dios al hombre...”, “Dios formó al hombre del polvo...”, “y soplo en su nariz aliento de vida...”, rotundamente y sin ningún lugar a duda nos declara a todos los hombres y especialmente a los hombre de hoy, hijos de una sociedad forjada bajo la educación científica que promueve la idea de “la evolución de las especies”; que la existencia del hombre no es el resultado más o menos casual de una larga cadena evolutiva, sino la pura voluntad de Dios. En otras palabras el hombre es, sólo porque Dios quiso e hizo que sea, y fue como fue sólo porque Dios quiso e hizo que así fuera.
Nota 2: TABLA COMPARATIVA DE LOS VERBOS HEBREOS UTILIZADOS EN GENESIS 1:27 Y GENESIS 2:7 Y SUS DIFERENTES SIGNIFICADOS
Génesis 1:27
Se usa verbo crear (del hebreo “bara”: crear de la nada ) Y El hombre fue "a imagen de Dios"
Génesis 2:7
Se usa verbo crear (del hebreo “bara”: crear de la nada ) Y El hombre fue "a imagen de Dios"
Génesis 2:7
Se usa verbo formar (del hebreo “yatsar”: forjar a partir de algo existente) y el verbo soplar (del hebreo “meshamah”: soplar, inflar ) Y El hombre fue “un ser viviente”
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